1.ALCANZAR EL BUEN CONTROL de la enfermedad y sus síntomas.
Se dice que el asma está “bien controlado” cuando apenas tiene síntomas de noche ni de día, puede correr y realizar las actividades normales sin limitaciones y sin perder días de escuela/trabajo. Todo esto sin necesitar dosis altas de broncodilatadores de rescate, ni corticoides sistémicos.
2. MANTENER EL CONTROL DEL ASMA A LARGO PLAZO. Para ello se utilizan herramientas de la psicología de la salud:
- Empoderamiento del paciente
- Toma de decisiones compartida, conociendo las ventajas y desventajas de los diferentes tratamientos, seleccionando los más seguros a largo plazo.
- Autoregistros de síntomas o función pulmonar (peak flow meter)
- Utilización más eficiente de los dispositivos de inhalación más apropiados para cada paciente.
3. PREVENIR LAS CRISIS DE BRONCOSPASMO. Se dice que la inflamación bronquial “es como el fuego, cuanto antes se apague mejor”
- El objetivo principal es frenar los episodios de bronquitis, apagando ese fuego y hacerlo con la medicación que tenga el menor riesgo de efectos secundarios a largo plazo.
- Para ello se elabora un Plan de Acción Personalizado de Tratamiento para cada paciente, que permita prevenir y controlar los empeoramientos.